Hoy nos visitó Horacio De Dios, lo vi curioseando mi libro sobre Caminito y claro se lo regalé. Hablamos de Madanes, de Malevich, del Museo del Prado, hasta de Tarkovski, y del registro diario con nuestras camaritas telefónicas. De construir una bitácora personal, arbitraria y recortada de nosotros mismos pero con el firme propósito de librarnos de tanta palabra, y colmarnos de experiencias. De pura experiencia. Haberme cruzado con él fue una hermosa experiencia, y por supuesto, la registramos.