1958: Clerambard

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Nombre del espectáculo: CLERAMBARD
Fecha de estreno: 5 Julio 1958

REPARTO
Condesa Luisa de Clerambard: IRIS MARGA
Vizconde Octavio de Clerambard: HUGO BLANCO
Señora de Lere: GLORIA FERRANDIZ
Conde Héctor de Clerambard: SANTIAGO GOMEZ COU
El cura: CARLOS COTTO
San Francisco de Asís: YAMANDU DI PAULO
La langosta: AÍDA LUZ
Señora Galuchón: MARGA DE LOS LLANOS
Evelina Galuchón: MARTA QUINTEROS
Margarita Galuchón: ELINA FALCONIER
Brígida Galuchón: DELFINA MIRANDA
Señor Galuchón: NATHAN PINZON
Un dragón: HÉCTOR AURE
El doctor: JORGE LUZ

Escenografía: MARIO VANARELLI
Vestuario: JOSE VARONA
Administración del Teatro Caminito: AQUIVA STAIFF
Realización Escenográfica: TESTA y BRACALANTE
Realización de Vestuario: MENE ARNO
Traspunte: CARLOS FARTO
Apuntador: ROBERTO BOCCI
Jefe de Maquinistas: ARMATO CORTES
Electricista: JOSÉ V. ALCANTARA
Maquinista de la Compañìa: ANGEL MANELLI
Utilería: CASA PUIG
Peluquería: CASA MARCIANO
Zapatería: FISSOUNE
Sombreros: SANTOMAURO
Fotografías de los Artistas: ANNEMARIE HEINRICH
Fotografía de la portada y de las escenas: BRAVO
Publicidad: ALBERTO GARCÍA TUÑÓN

Dirección
CECILIO MADANES

SALAS
Pre Estreno: Aula Magna del Decanato de la Facultad de Medicina.
Temporada: Teatro Lasalle

 

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AUTOR

MARCEL AYMÉ  (1902-1967)  Dramaturgo francés, periodista y  escritor  novelas y cuentos. Algunas de sus novelas son «Brûlebois», «La Table aux Crevés», que obtuvo el Premio Renaudot en 1929, y «La Jument verte».

Obtuvo un gran éxito con su obra de teatro «Lucienne et le boucher», luego seguirían «Clérambard «(1950), «La Tête des autres» y «Les Oiseaux de lune».

 

Traductora 

MARÍA ROSA OLIVER (1898-1977) fue una escritora, ensayista y activista argentina. Fue fundadora junto a Victoria Ocampo de la revista “Sur”. Ha escrito “Mundo, mi casa” “La vida cotidiana” y “Mi fe es el hombre”.

 

SÍNTESIS ARGUMENTAL

Clerambard (HUGO BLANCO) alimenta a su numerosa familia matando a los gatos y perros.  Su vida cambia para siempre cuando se le aparece San Francisco. El Santo le encomienda que salga al mundo montado en su caballo, a predicar el Evangelio y revelar su nuevo amor por los animales.

 

NOTAS PREVIAS

NOSTALGIA Y PRESENCIA DEL TEATRO

Esta calle vacía, restituida a la nostalgia del tango original, a los días invernales donde la neblina se cuaja en pétalos, de luz opaca e íntima, subraya en el silencio la partida de los Comediantes. Arlequín ha recogido las hojas que adornaban su traje, Doña Cate tiembla de frío, y alzando su enorme sobretodo violeta se cobija en ella. Leho nostálgico, ve descolgar las últimas farolas, mientras bajan la rampa y se prenden en un silencio sin eco Chechina y Beppo. Los Comediantes se han ido, y Carlo Goldoni arrebujado en una enorme capa de aterciopelada penumbra, vuelve a su refugio en la eternidad.

Entonces, ¿todo fue un vano luego que apagó el aletazo del invierno? ¿Todos los que convocados por la magia del teatro se reunieron en torno al nombre de Caminito se han ido, dejándonos la nostalgia de un esplendor extinguido? No. Pájaros rebeldes, obstinados, ante la fría respuesta del invierno, algunos se quedaron calentándose en el único sol de la esperanza, aguardando el momento de hallar una nueva casa. Y el momento llegó.

A ellos: a Aída Luz, Nathan Pinzón, Jorge Luz, Martha Quinteros, Héctor Aure, Carlos Cotto, Yamandú Di Paulo, se unen nuevos y fascinantes pájaros de quimera: vienen Iris Marga envuelta en su seducción, que tiene el sabor triunfal del estío; y Santiago Gómez Cou ostentando el plumaje de su voz como un trofeo; Gloria Ferrandiz que alimentó con su prestigio del fuego inagotable de todas nuestras rampas.

De nuevo fluye el teatro como un caudaloso río de pasiones. Y Cecilio Madanes encaramado en la cima de un ilusorio carro de Tespis, toca en forma de pico coronado de pluma de faisán, comanda de nuevo múltiple, implacable y feroz a esta familia turbulenta.

Por un instante, al menos, los argonautas de Caminito, anidan en el Teatro Lasalle. Por un instante nomás. ¡Qué pena que sólo sea por un instante! Pero no importa. Ya tiembla el verde paño que cubre el vientre mágico de la escena. Dentro de un momento ese rabioso de la justicia que se llama Marcel Aymé, va empezar a contarnos una de sus fábulas más cruelmente tiernas. Molière, dormido a la sombre de un Rey deslumbrante a quién discute después de muchos siglos, el valor de la gloria, puso en la lengua de los franceses el gusto amargo de las sátiras. A esta estirpe pertenece Marcel Aymé. Pero Aymé no ha conocido los fastos de Versailles, ni han sofrenado su talento el ceño de los reyes o el abanico de las favoritas. Sólo los buenos montmartrenses que lo rodean deben de imponerle algún respeto, cuando juega con ellos a «la belote» en algún café cercano. Burlón, agudo, siempre mal pensado y siempre adivinando, como una solterona agazapada tras la madriguera de tul de los visillos de su ventana, Marcel Aymé ama ante todo la justicia. Pero no la Justicia Oficial, prestigiada por estrados y Jueces de peluca y mirada imperturbable, sino la perfecta justicia que cumple la vida, y que se patentiza en las pequeñas y en las grandes trampas que hacemos y de las que somos víctimas a nuestra vez. A veces su deseo de ver restituido el equilibrio del fiel es tan violento, que Marcel Aymé no vacila en recurrí a Dios. Clerambard es testigo de este aserto. Su tozudez es la de Marcel Aymé, y mientras el conde llega a forzar al Cielo poniendo a la Justicia Divina de su parte, Aymé fuerza al público a creer que los locos, las muchachas perdidas o las que se pierden, un joven bribón, y otra turba de personajes, no tienen más sentido sobre la tierra que testimoniar esta voluntad de justicia que a él lo embarga. Y con la justicia nos da también una irónica alegría, que nos libra del grano final de amargura del que no puede escaparse este moralista desenfrenado.

OMAR DEL CARLO

OMAR DEL CARLO fue un escritor y dramaturgo argentino. Entre sus obras se destacan: «Proserpina y el extranjero», «Jardín de ceniza»,  y su más famosa composición: «Donde la muerte clava sus banderas». Fue Director de la Comedia Nacional.

 

EN ESCENA

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Aída Luz. Fotografía: Annemarie Heinrich.

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Aída Luz. Fotografía: Annemarie Heinrich.

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Aída Luz. Fotografía: Annemarie Heinrich.

El médico (JORGE LUZ) y La Langosta (AÍDA LUZ).

 

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Iris Marga, Gloria Ferrandiz, Santiago Gómez Cou y Hugo Blanco.

 

PRENSA