CLAUDIO SEGOVIA es Director Teatral, Escenógrafo y Vestuarista. Nació en Buenos Aires en 1933. Es uno de los creadores escénicos más completos y versátiles de su generación, se destacó por sus originales montajes escénicos en la década de 1970. Deben mencionarse «Fedra», «Yvonne, princesa de Borgoña» de Witold Gombrowicz dirigido por Jorge Lavelli y el show «Las mil y una Nachas» con Nacha Guevara ganador de varios premios y consenso crítico.
Estrena el espectáculo “Tango Argentino” en el Teatro del Chatelet (París, 1983) con el que obtuvo gran éxito internacional, en Francia, Italia y Estados Unidos. Establecido entre Nueva York concibe espectáculos de music-hall y revista: «Black and Blue», «Flamenco Puro», y es nominados a un Premio Tony en Broadway.
En la temporada 2008 ganó el Premio ACE por su espectáculo «Maipo siempre Maipo» sobre el centenario del Teatro Maipo porteño.
Boceto del vestuario para el personaje de Hipólita, en «El sueño de una noche de verano», 1968
MIL FRANCOS DE RECOMPENSA
D.K.: ¿Cuál fue su primera participación en Caminito?
C.S.: Hice el vestuario para «Mil francos de recompensa» de Víctor Hugo. Madanes me dio los trajes de las obras anteriores, y tuve que reciclarlos. Hacer algo nuevo con todo eso.
D.K.:¿De qué modo Madanes le indicó la línea a seguir?
C.S.: Hizo una primera lectura, y después yo iba a los ensayos. Que no se hacían en Caminito. Ensayaban en invierno, lo que estrenaban al verano siguiente.
D.K.: Madanes había mandado a construir una máquina que generaba lluvia.
C.S.: Estaban todos muy contentos, porque en el verano había días de mucho calor. Y con esas casas de chapa, los actores se cambiaban en unos camarines muy incómodos, que era un infierno. Y entonces estaba todo el mundo muy contento cuando llegaba esa escena, porque la lluvia los refrescaba.
D.K.: El sistema que estaba detrás del montaje resulta asombroso. Había un manejo muy inteligente de la producción.
C.S.: Cecilio tenía un sistema de ventas de entradas muy genial. Vendía las sillas, y el público tenía derecho a ver el espectáculo con ciertos beneficios. Y se armaba una clientela. Se aseguraba que cierta cantidad de espectadores vendría.
D.K.: Las famosas setecientas sillas que fueron donadas por los setecientos amigos del teatro Caminito.
C.S.: A veces era difícil conseguir entradas, porque todas las noches estaba lleno. Funcionaba muy bien.
D.K.: El Fondo Nacional le otorgaba un crédito, y él armaba su cooperativa.
C.S.: Su cooperativa y bueno, tenías un punto, o un punto y medio. Y entonces ibas a porcentaje con la recaudación.
D.K.: Todo estaba reglamentado.
C.S.: No se podía hacer nada fuera del estatuto de Caminito. Cuando Cecilio nos leyó el estatuto, Irma Córdoba que es, que era, una maravillosa actriz de familia de andaluces, muy divertida, dijo: “¿Así que si me sale una película con Osvaldo Miranda, como quién dice “Espérame Lulú”, no puedo aceptarla?».
D.K.: La que se habrá armado.
C.S.: Cecilio era muy bravo. Lo tenía todo muy organizado. Cuidaba mucho el funcionamiento de la producción. Era muy estricto, y todo el mundo tenía que amoldarse a ese sistema.
D.K.: Y es que era un Compañía grande.
C.S.: Tenía sus colaboradores. Por ejemplo, su contador, que era Kieve Staiff. Que después pasó a ser el Director del Teatro San Martín.
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
D.K.: ¿Cómo fue la propuesta para la temporada siguiente?
C.S.: Yo estaba en Nueva York, y Cecilio me llamó para que haga el vestuario de «El sueño de una noche de verano». Pero yo me iba a quedar por más tiempo en Estados Unidos, entonces le dije: “No, yo no lo hago”.
D.K.: Desistió, de entrada.
C.S.: Sí, y cuando regresé hacia fin de año, me dijo: “Les di los trajes de la fantasía a Pablo Mesejean y Delia Cancela, y vos tenés que hacer los trajes del pueblo”. Entonces, mucho no me gustó, porque la gracia de esa obra está en vestir a los duendes y a las hadas. Esos personajes son los que te permiten desarrollar la imaginación.
D.K.: Madanes dividió la tarea en dos equipos.
C.S.: Era mejor hacer todo, o no hacer nada. Pero como yo los admiraba tanto a Pablo y a Delia, me parecía fantástico compartir un trabajo con ellos. Ya habían hecho cosas muy lindas para los espectáculos de Alfredo Arias en el Instituto Di Tella.
D.K.: Con «El sueño de una noche de verano», Madanes apostó a la vanguardia.
C.S.: Sí. En el elenco había un montón de actores jóvenes. Edda Díaz hacía de Puck, estaba Antonio Gasalla…
D.K.: Entonces cuando usted llegó, ya estaban algunas cosas bastante avanzadas y definidas.
C.S.: Si, ya estaba muy adelantado. Cecilio se puso enfurecido, como si yo no lo hubiera mandado nada antes. Como si lo hubiera dejado plantado. En realidad se quería justificar porque le había dado a Pablo y Delia la parte más linda. Es como si hicieras una obra para Elina Colomer, y me das para hacer el vestuario de la sirvienta. Esa fue más o menos la relación.
ELINA COLOMER actriz argentina, fue dirigida por Mario Soffici en «Mujeres casadas» y fue protagonista de filmes como «Mi divina pobreza»,»Una viuda casi alegre» y «El complejo de Felipe».
OTRAS TEMPORADAS
D.K.: ¿Frecuentaba al Teatro Caminito, previo a sus participaciones?
C.S.: A los 21 años me fui a París, y cuando regresé fui a la fiesta de inauguración del Fondo Nacional de las Artes, que se hizo en Caminito. Me acuerdo que estaba Duilio Marzio, Elsa Daniel, Marcos Zucker, Inda Ledesma, Amelia Bence, todo el mundo.
D.K.: En 1957 nació el Fondo Nacional de las Artes, y nació el Teatro Caminito. Los dos el mismo año.
C.S.: Sí, y vi la primer versión de “Los chismes de las mujeres”. La traje a Luisa Mercedes Levinson que había llegado recién de París. Me acuerdo que decía: “Claro, acá es lindo porque es verano, es un lugar al lado del río, tenés amigos que llegan de Europa, los traés acá. Es fantástico”.
D.K.: Venir a Caminito era un plan genial, y además un acto social.
LUISA MERCEDES LEVINSON escritora y periodista argentina. Fue autora de las novelas «La casa de los Felipes», «Concierto en mi», «La isla de los organilleros», y de las obras teatrales «Tiempo de Federica «y «Julio Riestra ha muerto». En 1954 en colaboración con Jorge Luis Borges el cuento “La hermana Eloísa».
C. S.: Los decorados los hacía Diego Pedreira. Otro genio. Eran unos paneles que se movían. Unos cubos que se modificaban delante del público.
D. K.: La segunda obra que se montó fue un Molière.
C.S.: Lo más importante fue cuando vino Julien Duvivier, y felicitó a Jorge Luz que estaba haciendo «Las picardías de Scapin”. Jorge que estaba haciendo “Los chismes de las mujeres”, y Cecilio le dijo: “Si dejás de fumar, el año que viene te doy el Scapin”. Y dejó de fumar.
D.K.: Y estrenaron la obra.
C.S.: Vine con Gloria Acosta de Girondo que vive todavía. Está en un geriátrico, es grande ya. Era amiga mía, yo la veía también en París. Tenía una casa fabulosa en Belgrano con mucho estilo, tenía cuadros, murales, a la entrada el terreno que era el parque. Vino todo el Teatro franco-argentino al estreno. Una cantidad de gente enorme. Intelectuales de esa época, pintores, escultores.
GLORIA ALCORTA es una escritora franco-argentina. Ha publicado «La prison de l’efant» y sus obras de teatro «Visages» y «Le Seigneur de Saint Gor». Y en 1958 mostró la decadencia de la burguesía Bonaerense en sus relatos de «El hotel de la luna».
D.K.: Madanes tenía entre sus colaboradores a grandes figuras de las artes plásticas, y de la literatura.
C.S.: Sí, y era muy amigo del director cinematográfico Luis Saslavsky. Ellos habían trabajado juntos en Europa.
D.K.: Las traducciones que Madanes utilizó en Caminito fueron de Saslavsky.
C.S.: Saslavsky era un genio. Era muy amigo con Amelia Bence.
D.K.: Otros de sus amigos eran Jorge y Aída Luz.
C.S.: Jorge hizo “La Verbena de la Paloma” que estaba magistral en su papel.
D.K.: Y ya había hecho al Alcalde en “La zapatera prodigiosa”.
C.S.: Fue fantástico, después Jorge la hizo muchas otras versiones de esa misma obra.
D.K.: Eran muy buenos los espectáculos que Madanes montaba al aire libre.
C.S.: “Las de Barranco” estaba muy bien hecho. Había una actriz que era una genio total, se llamaba Amanda Beitía. Y Madanes la había puesto en un balcón a tocar el piano, y Amanda tocaba como una loca, vestida de marinero. Era hermosa.
D.K.: La puesta en escena incluía a los balcones.
C.S.: Existía una cosa muy interesante que era la comunión con el barrio. Había una integración muy profunda con el espacio.
D.K.: Los vecinos cedían sus ventanas y balcones.
C.S.: Los actores se asomaban a los balcones, como si fueran palcos. Hacían apariciones, decían sus textos desde ahí. El que tiene muchas anécdotas de Caminito extraordinarias es Jorge Luz.
GIRAS
D. K.: Madanes repitió la propuesta de Caminito, en otros países.
C. S.: Fueron a Brasil con «Una viuda difícil», auspiciados por la Embajada Argentina en Río de Janeiro.
D. K.: Y allá se fueron con los peinetones.
C. S.: Sí, con los peinetones. Y fueron a Chile también. Y hasta a Italia. En Roma, lo hizo con un elenco italiano.
D. K.: Ese verano que Madanes estuvo en Europa, otra Compañía hizo temporada en Caminito.
C. S.: Así es, dirigidos por Petraglia, hicieron «Angelito, el secuestrado».
D.K.: Entiendo que estaba Daniel Rabinovich en el elenco.
C.S.: Eran los inicios de «Les Luthiers».
D.K.: En invierno pasaban a salas tradicionales.
C.S.: Sí, exactamente hacía temporada en el San Martín, en el Lasalle. Cecilio tenía mucha publicidad, y tenía elencos muy, muy buenos.
D.K.: Evidentemente los espectáculos que ofrecían no eran las típicas comedias para el verano.
C.S.: Madanes hacía un teatro muy prestigioso.
D. K.: Hubieron otros espectáculos al aire libre, por aquella época. El formato de Caminito, se repitió en otros sitios de la ciudad.
C.S.: Se hacía teatro en una cortada que hay en la calle Belgrano. Esa cortada que va desde, Belgrano hasta Venezuela. Me parece que volvieron a hacer “Angelito, El secuestrado”.
D.K.: La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires auspiciaba a estas producciones.
C.S.: Estaba el teatro Colón en “La Rural” o en el Parque Centenario. Eso era muy bueno. Se daba ballet, ópera. Me acuerdo que hicieron una comedia musical muy importante, trabajaba también Aída Luz. Era un escenario colosal.
D.K.: ¿Después de Caminito?
C.S.: Finales de los ’50, comienzo de los ’60.
D.K.: Cuando debutaron en Caminito, Madanes pensó que iban a estar 15 días. Y estuvieron 17 años.
C.S.: Vino mucho público y funcionó. Y se creó una cosa muy interesante, y es que el vecindario junto con los actores empezaron a a compartir un vida. Los unió el ámbito de la Boca. Jorge Luz siguió viéndose con muchos de los vecinos durante mucho tiempo.
D.K.: Se hicieron amigos.
C.S.: Como familiares, es una cosa muy linda.
D.K.: La identidad del barrio no estaba solamente en los colores, y las cantinas; sino en la solidaridad y la amistad.
C.S.: Eran muy alegres todos. Yo me acuerdo cuando rendía examen en la escuela superior de Bellas Artes uno de los temas era por ejemplo una calle de la Boca. Y eso estaba ya muy presente.
D.K.: El teatro como expresión festiva.